En una entrada anterior explicaba que, de vez en cuando, escribirÃa sobre los relatos de mi libro Échale la culpa a Milli Vanilli.
Esta serie me permite adentrarme en el proceso creativo y el origen de las historias detrás de cada cuento. Hoy toca Buitres. Espero que os guste.
La historia
Un grupo de amigos realiza una excursión a la montaña, donde las relaciones entre ellos se entrelazan de manera compleja. La historia gira en torno a cinco personajes principales: Bruno, el lÃder arrogante; SofÃa, su novia indecisa; Alberto, quien acaba de ser abandonado por su pareja; y la pareja formada por Esme y Gus.
La narración alterna entre dos escenarios paralelos: por un lado, la ascensión de Bruno, Esme y Gus hacia un mirador en la cima de la montaña; por otro, los acontecimientos en el campamento base junto al rÃo, donde se han quedado SofÃa y Alberto.
El relato que más me gusta (vaya, ya lo he dicho)
Ya he comentado en muchas ocasiones lo curioso y desafiante que me resulta conocer la opinión de quienes me leen acerca de todo lo que escribo. En el caso del último libro, lectores y lectoras me revelan cuál es el relato que más les ha gustado —a veces también el que menos, glup— y compruebo con sorpresa que gana por goleada «Hay que animar a las tropas». Destacan otros tÃtulos también, entre los que no suele estar «Buitres».
He de decir, sin embargo, que este es el relato que más me gusta del libro. Es (creo) el más complejo técnicamente, aunque no resulte complicado para quien lo lee.
El relato tiene una estructura narrativa no lineal que alterna entre diferentes momentos temporales y perspectivas. Esta técnica crea tensión dramática al anticipar eventos futuros mientras desarrolla el presente de la historia.
En el relato, la montaña cobra vida como un ente traicionero. La narración se construye mediante detalles aparentemente menores y descripciones que crean un ambiente de amenaza latente: los buitres y el hielo son presagios de algún tipo de desenlace trágico.
Inspiración y deudas estilÃsticas
Hace unos años me impactó la lectura de la magnÃfica novela de Marcelo Luján Subsuelo, una novela (¿negra?), de un estilo muy marcado y reconocible, donde lo que sucede bajo la superficie del texto importa más que lo explÃcito. De un estilo similar a Subsuelo son los relatos de La claridad, otro libro de Luján, ganador del Premio Ribera del Duero.
El germen de probar a escribir «de otra manera» estaba ahÃ, en mis lecturas. Pero para que la fórmula reaccione hace falta algo más: una historia que se deje contar de esa manera. Yo tenÃa claro que querÃa huir de «lo fácil», del género negro de asesinatos, suicidios o detectives, tan proclive a ser contado con ese estilo del que os hablo.
¿Y si transformaba un acontecimiento normal de mi pasado —unos dÃas en la montaña con amigos— en una suerte de relato negro? Pues asà fue. De la semilla de un fin de semana plácido de acampada en cualquier montaña de España nace este «Buitres», cargado de simbolismos y vuelcos al corazón por un futuro inmediato —y trágico—que se adivina en la lectura.
Un fragmento: el comienzo del relato
La montaña es traicionera.
No puedes fiarte de ella, da igual las veces que la hayas transitado.
Es su encanto similar al de las sirenas. Algunos que jamás han pisado una embarcación juran haber oÃdo algo parecido a un susurro repetido, una especie de nana cerca de un risco o de un nevero.
Aquella mañana se levantan pronto con la intención de aprovechar la luz y alcanzar en unas horas el mirador, una enorme explanada de roca caliza desde la que se contempla toda la cordillera. La noche anterior Bruno aseguró que habÃa que seguir un camino trillado y que solo al final se complicaba la ascensión con un canchal que les harÃa ir más despacio, pero prometió que no presentarÃa gran dificultad, que ni siquiera hacÃa falta ningún equipo especial, solo unas botas de montaña. Fue su segundo error. No esperaba la cencellada sobre los peñascos al comienzo del verano.
No adivinó tampoco que SofÃa se quedarÃa en el campamento. También Alberto. Al principio ninguno de los dos dijo nada, mientras compartÃan la cena los cinco y Bruno explicaba el plan del dÃa siguiente. No se delataron hasta un rato después, cuando estaban a punto de irse a dormir. Y eso que los dos tenÃan clara su decisión desde el primer instante. Más tarde, muchos años después, cuando SofÃa volvió a encontrarse con Bruno perdido en un aeropuerto, pensó que él nunca habÃa sabido interpretar las señales.
Fue luego, en el momento en el que el frÃo de la noche les obligó a encender un fuego, antes de preparar las tiendas para acostarse, cuando ambos anunciaron que no se sentÃan con fuerzas para encarar la excursión del dÃa siguiente.
Primero fue SofÃa. No necesitó excusarse demasiado: era por la regla.
Luego Alberto. Él sÃ. Él tuvo que explicar delante de todos que no estaba con ánimo, aunque no fuera esa la razón última.
📽 Te recomiendo una serie
El deshielo (Max)
El deshielo es una serie polaca de suspense que sigue a la detective Katarzyna Zawieja, una investigadora tenaz que debe enfrentarse a uno de los casos más desafiantes de su carrera mientras lidia con el profundo dolor por la reciente pérdida de su marido. La trama se desencadena cuando el cuerpo sin vida de una joven es descubierto en las gélidas aguas del rÃo Oder, un hallazgo que marca el inicio de una investigación que pondrá a prueba tanto sus habilidades profesionales como su fortaleza emocional.
Esta producción, que se desarrolla a lo largo de dos temporadas completas, destaca por la construcción de un personaje principal femenino complejo y convincente, que logra mantener al espectador enganchado a la trama. Es también un aliciente que la serie sea de origen polaco, con una estilo algo diferente al que nos acostumbras las series policiacas anglosajonas.
🈲 #palabrasquemolan
Empenechada
«Empenechada» es un adjetivo que describe a una persona, animal u objeto adornado con un penacho, que es un conjunto de plumas, cintas u otros ornamentos dispuestos en la parte superior.
Este término se emplea tanto de manera literal como figurada.
Y hasta aquà Escribir para no odiar. ¡Nos leemos el próximo sábado!
«El odio es la cólera de los débiles».