En una entrada anterior explicaba que, de vez en cuando, escribiría sobre los relatos de mi libro Échale la culpa a Milli Vanilli.
Esta serie me permite adentrarme en el proceso creativo y el origen de las historias detrás de cada cuento. Hoy toca Hikikomori. Espero que os guste.
Lo habrás visto en televisión o redes sociales: personas, generalmente jóvenes, que se aíslan de manera extrema de la sociedad, evitan todo contacto social y permanecen encerradas en casa durante largos periodos —a menudo años—. Este fenómeno está asociado principalmente con Japón, y por eso se conoce a estas personas con el término japonés "hikikomori".
Europa, y en particular España, no es ajena a esta realidad. Un estudio del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar en Barcelona identificó 164 casos, con un periodo medio de aislamiento superior a 39 meses.
La mayoría de los afectados son hombres jóvenes, si bien también se han encontrado casos en mujeres de mayor edad. Este comportamiento suele estar vinculado a factores como la presión académica y laboral, o problemas de salud mental como la ansiedad social y la depresión.
La historia
Fran es un adolescente que ha decidido aislarse en su cuarto, cortando casi todo contacto con el exterior y refugiándose en el mundo virtual.
Contacta con él una periodista, que intenta comprender y narrar su historia. Poco a poco se desvelan los matices de su elección: un pasado marcado por conflictos en el instituto, una relación complicada con sus padres, y una búsqueda de seguridad y autenticidad que solo encuentra online.
Entre juegos, chats y rutinas solitarias, Fran revela sus pensamientos y emociones, mientras la periodista busca no solo comprenderlo, sino tenderle un puente hacia una vida más equilibrada.
Algunas curiosidades
La idea del relato surgió, como podéis imaginar, de una noticia en la prensa. Ver a un joven en la flor de la vida que decide aislarse del mundo y encerrarse en casa tiene una poderosa carga narrativa.
Me fascinaba especialmente el papel de la periodista que logra traspasar esa membrana de aislamiento del chico. Decidí que la mejor manera de contar su historia era a través de conversaciones por chat. Me esforcé por conseguir que los diálogos sonaran auténticos, no como una construcción literaria artificial. De hecho, casi toda la historia se desarrolla a través de estas conversaciones.
Para mantener esa autenticidad, incorporé emoticonos en el texto, y la editorial aceptó imprimir ese capítulo en color.
Un fragmento: el comienzo del relato
Martes 6, 15:37
—Tú no eres japonés.
—No.
—¿Entonces?
—Entonces qué.
—Es extraño... Quiero decir... A ver si me explico...
—¿?
—Sería más fácil si pudiera hacerte la entrevista en persona.
—No, solo por el chat.
—Bueno, lo que quiero decir es que esto que te sucede, esto de que no quieras ver a nadie ni salir de tu cuarto, tiene un nombre en japonés: hikikomori.
—Sí, lo he oído en la tele, pero nunca he visto ninguno. En Cuenca son todos chinos. También los de los restaurantes. Dicen que son japoneses, pero en realidad son chinos.
—¿No lees manga o algo que...?
—Mira, vamos a dejarlo. No tenía que haberte dicho que sí.
—Perdona, perdona. ¡No te vayas! Déjame que por lo menos te pregunte por tu familia.
—Lo siento. Ahora no. Adiós.
📽 Te recomiendo una serie
Mi dulce niña (Netflix)
Esta miniserie alemana es todo un descubrimiento. Es una serie con psicópata bastante original que te tiene en tensión. La niña actriz es un espectáculo.
Sinopsis (Filmaffinity).
Lena vive en completo aislamiento junto con sus dos hijos, Hannah y Jonathan, en un hogar de alta seguridad. Comen, van al baño y se acuestan en horarios prescritos con precisión. Tan pronto como entra en la habitación, se ponen en fila para mostrar sus manos. Obedecen a todo lo que dice. Hasta que la mujer logra escapar. Después de un accidente automovilístico casi fatal, es hospitalizada. Pero el verdadero alcance de esta pesadilla se revela con la llegada de los padres de Lena al hospital esa misma noche. Han estado buscando desesperadamente a su hija desaparecida durante casi 13 años.
🈲 #palabrasquemolan
Ebúrneo
La palabra "ebúrneo" proviene del latín "eburnĕus" y se utiliza para describir algo que es de marfil o tiene el color del marfil.
En literatura y arte, "ebúrneo" evoca una imagen de pureza y elegancia debido a su tonalidad blanca y su textura suave. 📚✨
Y hasta aquí Escribir para no odiar. ¡Nos leemos el próximo sábado!
«El odio es la cólera de los débiles».