I. Loros y (buenos) textos
No conozco a Lara. No sé a qué se dedica —quiero decir, cuál es su profesión—. Hasta esta semana no había leído nada escrito por ella.
Lara escribe un boletín (que nooo, que no lo voy a llamar newsletter) en esta misma plataforma en la que escribo yo. Ya os he contado alguna vez que no es necesario ser usuario o usuaria de Substack para recibir este boletín —la mayoría lo leéis cómodamente en vuestro correo electrónico—, pero utilizar la aplicación de la plataforma ofrece una experiencia que, aunque no es imprescindible, pienso que es recomendable.
Creo que Lara se apellida Martell. Lo he deducido por la URL (ya sabéis, la dirección web) de su boletín. También es posible que el apellido sea Martoll, porque en Twitter firma con ese apodo, ese es su usuario. También cabe la opción de que ni uno ni otro sean su apellido real, y que haya una historia imaginativa, curiosa o sorprendente que explique el Martell o el Martoll.
Tan sorprendente y curiosa como su pasión por los loros.
Leí a Lara por primera vez hace unos días. Substack me recomendó que leyera un boletín que se titula Un martes cualquiera. Y ahí fui yo, atraído por el título, a comprobar que la última publicación hablaba sobre «Plumas y cerebros». La imagen de portada de este artículo es el dibujo a lápiz de un loro. Os lo confieso: estuve a punto de no hacer caso de la recomendación de Substack. No me interesan nada los loros. Los cerebros, sí, esos me interesan algo más.
El caso es que hice clic y me dispuse a ver qué pasaba por ahí un martes cualquiera y… oh, my godness, me quedé así:
Qué bien, pero qué requetebién escribe Lara Martell (o Lara Martoll). Hacía mucho, mucho, pero mucho tiempo que no leía nada igual. Y no, claro que no me refiero (solo) a que el texto sobre loros inteligentes no tenga faltas de ortografía. No es eso. Lo que me fascinó de su historia de algo más de 700 palabras son dos cosas muy sencillas de entender y muy complejas de hacer: la primera, que lograra por arte de magia que me interesara por los loros; la segunda, que me quedara boquiabierto con la facilidad con la que deshace el ovillo de lana de esa historia corriente. Esto último se llama, técnicamente y sin entrar en profundidades, cohesión textual.
Si eres capaz de seguir una historia de cabo a rabo, surfeando por sus párrafos como lo harías sobre las olas del mar; si tienes la sensación de que cada idea está perfectamente hilvanada con la siguiente, de que te mueves con naturalidad entre una frase y otra… eso es cohesión.
Así que yo me he enganchado a Un martes cualquiera en parte porque he disfrutado mucho de la lectura de un texto fabulosamente bien escrito, pero, sobre todo, porque necesito saber por qué la familia de Lara se enamoró de los loros y en qué momento a su padre se le ocurrió regalarle a su madre nada menos que un loro verde por san Valentín.
🙏🏻 P.D.: Lara, espero que no seas una inteligencia artificial.
II. Comienza tu árbol: empieza por el Registro Civil
La semana pasada os contaba que se me había ocurrido hacer una serie de artículos de ayuda para empezar a construir un árbol genealógico. Yo llevo mucho tiempo con él, y eso que todo empezó un poco por casualidad. Pero esto —cómo empecé— lo contaré otro día.
En la primera entrega de la semana pasada (échale un ojo 👇🏻) os preguntaba también por vuestro interés por este tema y muchos me dijisteis Juan, pa’lante, que esto nos interesa. Así que hoy vengo con la segunda entrega, lo que yo creo que puede ser el segundo paso: consultar el Registro Civil.
Ya os advierto que no va a ser el lugar donde encontréis más información, porque en España ese registro existe solo desde 1870 (en algunos sitios comenzó unos años más tarde), que en términos genealógicos supone muy poco tiempo. Venga, estos son algunos consejos que os pueden ser de utilidad:
Recopila información básica: antes de sumergirte en los datos del Registro Civil, es importante que reúnas toda la información disponible sobre tus antepasados, hasta donde seas capaz de llegar. Esto incluye nombres completos, fechas de nacimiento, matrimonio y fallecimiento, así como lugares donde hayan vivido. Habla con tus familiares mayores y busca documentos, como certificados de nacimiento, matrimonio o defunción, que puedan proporcionarte pistas.
🏘️ Identifica el lugar: una vez que tengas una idea de los nombres y lugares relacionados con tus antepasados, es importante determinar el lugar exacto donde se registraron. El Registro Civil en España está organizado por municipios, por lo que necesitarás saber el nombre del municipio o la ciudad donde ocurrieron los eventos relevantes.
Localiza el Registro Civil correspondiente: una vez que sepas el municipio, necesitarás encontrar el Registro Civil correspondiente. Cada municipio tiene su propio Registro Civil, y es allí donde se conservan los registros de nacimiento, matrimonio y defunción. Puedes buscar en Internet para encontrar la dirección y la información de contacto del Registro Civil del municipio en cuestión.
Contacta con el Registro Civil: una vez que tengas la información de contacto del Registro Civil, comunícate con ellos para obtener más detalles sobre sus servicios. Algunos registros pueden ofrecer acceso en línea a sus registros, mientras que otros pueden requerir que presentes una solicitud por escrito o que vayas personalmente.
Presenta la solicitud: si es necesario, presenta una solicitud por escrito o en línea para obtener copias de los registros que necesitas.
Analiza los registros: una vez que obtengas los registros, examínalos cuidadosamente en busca de información relevante. Anota los detalles importantes, como nombres de padres, cónyuges u otros parientes, fechas y lugares. Estos detalles te ayudarán a avanzar en tu investigación y a establecer conexiones con generaciones anteriores.
III. Una palabra y una serie 🤔
Mr. Mercedes (Disney+) 📺
Mr. Mercedes es una serie de 3 temporadas, adaptación de una obra de Stephen King. La historia gira en torno a un policía retirado (Bill Hodges) que se propone como última misión en su vida dar con un temido asesino sociópata conocido como Mr. Mercedes.
Argadillo (#palabrasquemolan) 🈲
🧺 Un cesto grande de mimbre es un «argadillo», palabra que quizá provenga del mozárabe *allaqatéḻ, y este del ár. ‘allāqah 'accesorio para colgar'.
👉🏻 Es también sinónimo de otra palabra con otro sentido: «devanadera» (armazón para devanar madejas).
IV. Chimpún 🍾
Los berserker eran puras bestias. Bárbaros. Guerreros vikingos que se distinguían por su ferocidad en la batalla. Se cree que estos guerreros entraban en un estado de frenesí o trance antes de la batalla, lo que les permitía luchar sin miedo y disfrutar de una fuerza sobrehumana. También se cree que eran propensos a la locura y que podían ser difíciles de controlar en el campo de batalla.
Sí, estáis pensando bien: muy probablemente iban de droga hasta las trancas.
Los berserkers peleaban desnudos o semidesnudos, y a menudo llevaban pieles de animales para simbolizar su conexión con la naturaleza y los dioses.
No menos feroces son las mujeres que aparecen en el cuadro. Son valquirias, figuras mitológicas de la mitología nórdica que eran consideradas como divinidades femeninas guerreras que servían a los dioses. En la cultura popular, las valquirias han sido retratadas como guerreras fuertes y valientes, y han aparecido en una gran cantidad de obras de literatura, cine y televisión, a menudo como personajes femeninos poderosos y heroicos.
El cuadro de la foto, pintado en 1872 por Peter Nicolai Arbo, representa a Odín montando a su caballo de ocho patas, acompañado de una horda de cuervos negros, valquirias y berserkers. Me lo descubrió el boletín de arte que recibo cada día de la página HA!, del que os hablaba la semana pasada.
Y hasta aquí Escribir para no odiar. ¡Nos leemos el próximo sábado!
«El odio es la cólera de los débiles».