Esta semana he leído una noticia que me ha dejado muerto: la belleza se hereda y, además, te hace ganar más dinero.
Parece que si tus padres están en el club VIP de guapos (esto es, el 5 % más guapo de la población), sus hijos (tú) podrían formar parte del 25 % con más atractivo físico de la gente, según este estudio. Como digo, lo he leído esta semana en una de las newsletter de El País, creo (que me perdone si no es así) que en la de Kiko Llaneras.
Pero ahí no termina la cosa: resulta que ser un/a guapetón/a de película no solo te da likes en Instagram, sino que también podría inflar tu cuenta corriente. Este mismo estudio asegura que tener unos progenitores que paran el tráfico puede traducirse en un bonito extra de 2300 dólares al año en EE. UU. ¿Y si tus padres están en ese exclusivísimo 1% que corta la respiración? Entonces hablamos de más de 7000 dólares adicionales anuales.
La belleza de lo imperfecto
Un concepto de belleza alternativo y menos materialista es el japonés.
Algo hay en la estética japonesa que no se relaciona con las modas pasajeras. Hay algo (mucho) de su belleza que es inefable, porque se aleja de la gran mayoría de los cánones occidentales que tan acostumbrados estamos a reflejar en el arte, en las cosas, en la vida: la simetría, la regularidad o lo eterno, por nombrar algunos.
Para el japonés, la estética es filosofía de vida, así que huir de la ostentación, maravillarse con lo efímero o admirar la naturaleza con todas sus imperfecciones no son solo criterios decorativos, son valores arraigados en su identidad.
Frente al gusto occidental por la armonía, el equilibrio o la simetría se sitúa el placer japonés por lo imperfecto. La idea del wabi-sabi se refiere precisamente a esto, a la belleza de lo (aparentemente) tosco, de lo irregular (los jardines japoneses son un ejemplo), de lo inacabado. Como dice Murakami en Kafka en la orilla:
«Y es que hay obras que poseen cierto tipo de imperfección que cautiva el corazón de las personas justamente por eso, por ser imperfectas».
Junto a la admiración por lo imperfecto está la fascinación por lo efímero. La belleza de lo fugaz se denomina mujo, y tiene mucho que ver con la idea del budismo de que «toda existencia está sujeta al cambio», que todo es transitorio. Así se explica la afición de los japoneses por la efímera belleza de los sakura o cerezos en flor o que no les importe dedicar horas a adornar un plato que desaparecerá en minutos.
Es posible que si has tenido padres guapos y tú además eres guapo o guapa creas que los japoneses no han destacado nunca por su practicidad, y que hay que vivir el momento, que antes de que la belleza se marchite puede que merezca la pena ganar esos eurillos de más que dice la ciencia que vas a lograr por tu belleza, esa que el destino o la genética graciosamente te ha concedido.
📽 Te recomiendo una serie
Rapa 2 (Movistar+)
Me gusta la segunda temporada casi más que la primera. Los personajes están muy asentados, la trama es sólida y te tiene enganchado hasta el final. Qué más se puede pedir.
Un thriller que se ambienta en una zona rural de Galicia, con policía y asesinatos de por medio.
🈲 #palabrasquemolan
Escoria
Seguro que os viene a la cabeza alguien a quien habéis calificado así, como escoria. En el lenguaje común utilizamos la palabra «escoria» para hablar despectivamente de una persona o un colectivo.
En realidad la escoria son los residuos o impurezas que quedan de tratar algunos metales o tras la combustión del carbón.
🍾 Chimpún
🥳 Dentro de un ratito, a las 12:00 del sábado 02 de marzo, estaré en la librería El oso y su libro para presentar Échale la culpa a Milli Vanilli, hablar de los locos años 90 y pasar un ratito agradable antes de irnos a tomar una cervecita.
Si puedes acercarte y te apetece, estaremos en El oso y su libro, en el Paseo de Europa 3B (Los Bermejales, Sevilla).
Y hasta aquí Escribir para no odiar. ¡Nos leemos el próximo sábado!
«El odio es la cólera de los débiles».
Ya lo cantaban Los Sírex: que se mueran los feos! jajaja