
Esta semana he leído el enésimo artículo sobre ligar en la era de Internet y las aplicaciones de citas, y las diferencias culturales con el coqueteo analógico de los 90. Ya sabéis: que si antes te lo currabas en un bar y la conquista era una carrera de fondo, que si el flirteo llevaba aparejado el desarrollo del carisma personal, que si cómo ha cambiado todo, fíjate tú, y bla bla bla.
Tengo que reconocer que lo que en su día pudo ser un temazo a estas alturas me parece un asunto manido, a veces tedioso, porque pretende ser un cutreanálisis cultural mezclado con esa nostalgia de cualquier pasado fue mejor. También en el amor. Es algo así como si a los que intentábamos ligar en los 90 (¡ay, cuánto tiempo!) se nos acusara de modernitos irredentos por no grabar corazones con navajas en los árboles del parque o por no acudir a casa de los padres de ella a pedir su mano.
El caso es que cuando ya había olvidado ese enésimo artículo sobre ligar en la era de Internet y las aplicaciones de citas, un pódcast de Podimo que se llama «Cita doble», presentado por Nuria Roca y Juan del Val, reactivó mi interés en este asunto. Solo he escuchado el primer episodio, en el que invitan a la pareja formada por el extenista Feliciano López y la modelo Sandra Gago y les preguntan un montón de cosas sobre su vida matrimonial.
Pues bien, en un momento de la conversación ellos cuentan cómo se conocieron: fue en una fiesta de cumpleaños donde se invitaron a unas copas y se olvidaron el uno del otro. Meses después, ella le dio a «me gusta» a una foto de él en Instagram (o le hizo algún comentario, no recuerdo), él lo vio, respondió y empezaron a conversar. De la conversación un buen día pasaron a tomar un café por Madrid en el que hablaron de perros y libros, luego unas cuantas cenas y sobremesas con más perros y más libros y, por fin, en algún momento, los dos concluyeron que estaban muy solos y que, como decía Benedetti, la soledad también puede ser una llama.
Si quitamos Instagram de la ecuación, la historia de Sandra y Feliciano (Feliciano y Sandra) es la de cualquier pareja de los 90. Un poema subrayado, una cinta de casete repleta de baladas, una nota manuscrita entre unos apuntes… Y luego cines a media tarde, paseos por el parque, llamadas de teléfono desde una cabina.
Y si al final somos los mismos en el amor a pesar de Tinder, estoy muy seguro de que también lo somos en el desamor. Habrá, no lo niego, alguna diferencia en la operativa, pero en el último instante romper el corazón o que te lo rompan a ti acaba siendo más o menos lo mismo, por muchos años que pasen.
Yo les deseo mucha felicidad a Sandra y Feliciano (Feliciano y Sandra), que su amor sea imperecedero, pero si algún día se les apaga la llama y tienen que separarse, al final lo mismo da que sea un «ya no te quiero» por WhatsApp que un largo correo electrónico de despedida, porque «la muerte es lo único que termina un amor desesperado».
Nota rosa:
Para todos los lectores y lectoras preocupados por la pareja, tranquilidad, que su relación, a pesar de las dificultades, va viento en popa.
Y vivieron felices, compartieron selfies y actualizaron sus estados.
📽 Te recomiendo una serie
No hables con extraños (Netflix)
La serie empieza con fuerza y poco a poco se va convirtiendo en un culebrón sofisticado. No he leído el libro, pero la serie ha querido contar muchas cosas en poco tiempo. Aun así, es entretenida sin pretensiones.
Sinopsis
No hables con extraños es una miniserie de suspense británica de 2020 basada en la novela homónima de Harlan Coben. Consta de 8 episodios y está protagonizada por Richard Armitage, Hannah John-Kamen y Dervla Kirwan.
Un hombre de familia feliz se ve sumido en una peligrosa conspiración cuando un extraño le revela un oscuro secreto sobre su esposa. A medida que se adentra en la verdad, su vida se desmorona y se ve obligado a cuestionar todo lo que creía saber sobre las personas que lo rodean.
🈲 #palabrasquemolan
Ambages: sin rodeos 🗣️
Ambages es una palabra que significa "rodeos" o "circunloquios", es decir, dar vueltas y vueltas para decir algo.
Sin embargo, lo mejor de ambages es que también se puede usar en la expresión "sin ambages", que significa hablar de forma directa y clara, sin rodeos.
Ejemplo:
"No me vengas con ambages, dime la verdad directamente”.
🍾 Chimpún
🌴 Llevo un tiempo utilizando la aplicación Forest para concentrarme. Diseñada para ayudarte a mantenerte enfocado en tus tareas y alejarte de las distracciones del teléfono móvil, Forest es una versión creativa de la técnica Pomodoro. Cada vez que desees concentrarte, simplemente planta un árbol virtual en la app. Mientras trabajas sin usar tu teléfono, este árbol crecerá, convirtiéndose en un bosque a medida que acumulas horas de enfoque productivo.
Lo interesante de Forest es que (aseguran) también tiene un impacto real en el medio ambiente. Al colaborar con organizaciones que plantan árboles reales, Forest convierte tus logros virtuales en beneficios tangibles para el planeta.
Y hasta aquí Escribir para no odiar. ¡Nos leemos el próximo sábado!
«El odio es la cólera de los débiles».